POR JOSÉ LUIS MONTENEGRO
Rosa Isela Guzmán Ortiz, la hija mayor del Chapo Guzmán, habla por
primera vez con un medio periodístico… y acusa a políticos mexicanos y exsocios
de su padre de haberlo traicionado, incluso después de que él financió una
importante campaña electoral a cambio de impunidad. El periódico británico The
Guardian comparte con Proceso, en exclusiva en español, la entrevista de la
cual ofrecemos un extracto a los usuarios de nuestro portal.
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- El capo del narcotráfico Joaquín El
Chapo Guzmán financió la elección de prominentes políticos mexicanos y
entró dos veces secretamente a Estados Unidos para visitar a sus familiares,
según su hija mayor.
Rosa Isela Guzmán Ortiz reveló que el año pasado, poco después de
sostener una entrevista con la estrella de Hollywood Sean Penn, su padre escapó
de una persecución masiva con ayuda de funcionarios mexicanos corruptos y
evadió los controles fronterizos de Estados Unidos para introducirse
subrepticiamente en California, pese a ser uno de los fugitivos más buscados
del mundo.
También acusó a destacados políticos mexicanos de aceptar donaciones
del Chapo cuando contendían por un cargo y dijo que, a cambio,
ellos se hicieron de la vista gorda para que pudiera escapar de prisión.
“Mi papá no es un criminal. El gobierno es el culpable”, sostiene.
Guzmán Ortiz, de 39 años, hizo estas afirmaciones en una serie de
entrevistas con The Guardian; dijo haber consultado previamente con
su padre, quien ahora pelea su extradición a Estados Unidos.
Guzmán fue recapturado en enero, tras siete meses de fuga, y enviado de
regreso a la prisión de máxima seguridad de El Altiplano, cerca de la Ciudad de
México, la misma de la que se escapó en julio de 2015 por un túnel abierto en
el área de su regadera.
En la entrevista, Guzmán Ortiz dijo que el capo había planeado pasar
las riendas del Cártel de Sinaloa a su medio hermano, Iván Archivaldo, pero fue
traicionado por su socio, Ismael El Mayo Zambada… y por el
gobierno mexicano que, dijo ella, rompió un acuerdo para proteger al Chapo.
Es la primera vez que la hija del líder del Cártel de Sinaloa habla con
un medio. Sus explosivas declaraciones no pudieron ser verificadas de manera
independiente, y probablemente serán rechazadas en forma vigorosa por las
autoridades mexicanas.
Pero si son confirmadas, sus reivindicaciones sobre las visitas
del Chapo a California generarán interrogantes sobre los
servicios de inteligencia y la seguridad fronteriza de Estados Unidos. Como
cabeza de la organización criminal más grande y rica del mundo, él era el
blanco más preciado de la guerra contra las drogas.
Guzmán Ortiz –quien aseguró que su padre cruzó la frontera en 2015 para
visitar a sus familiares y ver la casa de cinco recámaras y un enorme jardín
que compró para ella y sus cuatro hijos– concedió la entrevista a condición de
que su ubicación no fuera revelada.
“Mi papá depositó el dinero en una cuenta de un banco a través de un
abogado y, un tiempo después, vino a ver la casa, su casa. Vino dos veces”.
Se niega a especificar cómo cruzó de ida y vuelta esa frontera tan
fuertemente resguardada, diciendo únicamente que “yo le pregunté lo mismo,
créame”.
Guzmán tiene otros lazos familiares en Estados Unidos: su tercera
esposa, la exreina de belleza Emma Coronel, es ahora ciudadana estadunidense y
en 2011 dio a luz a sus hijas gemelas en el sur de California.
En ese momento, Guzmán había estado prófugo más de una década y el
entonces presidente Felipe Calderón especuló que el escurridizo capo podía
estarse escondiendo al norte de la frontera.
“No está en territorio mexicano y yo supongo que El Chapo está
en el lado estadunidense”, declaró entonces a The New York Times.
José Reveles, autor de una serie de libros sobre el submundo mexicano
de las drogas, aseveró que “nada es imposible” para El Chapo,
destacando que el Cártel de Sinaloa, encabezado por Guzmán, había sido el
pionero en la utilización de sofisticados túneles para introducir cargamentos
de droga –y miembros de la organización– a territorio de Estados Unidos.
“Todo indica que El Chapo podría ser capaz de visitar
Estados Unidos: es muy listo, tiene operadores muy bien entrenados y expertos
en la construcción de túneles”, escribió Reveles.
El ascenso del Chapo desde ser un pobre vendedor de
naranjas a incluirse en la lista de multimillonarios de Forbes, gracias al
trasiego de enormes cantidades de mariguana, cocaína y otras drogas, ha sido
desde hace tiempo objeto de una intensa especulación.
Financiamiento a una campaña
La explicación de Guzmán Ortiz es que su padre compró protección
oficial al más alto nivel, enviando a sus representantes a encontrarse con
encumbrados políticos o sus personeros.
“Todo lo que sé es que mi papá le dijo a su abogado que le entregara
unos cheques al equipo de campaña (de un político) y exigió a cambio que lo
respetaran”. Según dijo ella, la familia estaba considerando presentar
públicamente copias de estos cheques, junto con los nombres de funcionarios y
políticos que los aceptaron.
El Chapo obtuvo notoriedad internacional con sus
espectaculares escapes de penales de máxima seguridad: en 2001, según se dijo,
salió del de Puente Grande, cerca de Guadalajara, escondido en un carro de
lavandería; y en 2015 abandonó el del Altiplano sobre una motocicleta
modificada que lo trasladó a través de un túnel de kilómetro y medio.
Esta segunda fuga fue considerada en general como una bofetada
especialmente humillante para el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto.
Pero, de acuerdo con su hija, funcionarios de muy alto nivel ya habían dado luz
verde para la fuga.
“La fuga de mi papá fue un acuerdo”, afirmó.
Por lo menos 34 personas han sido acusadas de ayudar al Chapo a
escapar, incluyendo al que era el director del Altiplano y a quien fuera cabeza
del sistema de prisiones federales de México.
Hacia fines del año pasado, la red desplegada para reatrapar al Chapo pareció
empezarse a cerrar, después de que el capo acordó un encuentro con la estrella
hollywoodense Sean Penn, quien estaba bajo vigilancia de agentes de
inteligencia. En octubre, el Ejército lanzó una operación masiva en la región
montañosa que separa a los estados de Sinaloa y Durango, pero la captura del capo
se frustró.
Al mes siguiente, otro intento por capturar al Chapo –durante
una planeada reunión familiar en la casa de su madre, de 87 años, en el poblado
de La Tuna, Sinaloa– también se vino abajo, luego de que una fuente de alto
rango de la Secretaría de la Defensa Nacional alertara a la familia, dijo
Guzmán Ortiz.
La suerte del Chapo finalmente se acabó en enero,
cuando fue acorralado en la ciudad costera de Los Mochis. La hija atribuyó la
captura de su padre a una traición por parte de altos funcionarios y políticos
mexicanos. “Si había un pacto, no lo respetaron. Ahora que lo capturaron, dicen
que es un criminal, un asesino. Pero no dijeron lo mismo cuando pidieron dinero
para sus campañas. ¡Son unos hipócritas!”
Hoy en día ciudadana estadunidense, Guzmán Ortiz opera una cadena de
pequeños negocios en California y habla fluidamente el inglés. Ella se compara
a sí misma con los narcojuniors –expresión mexicana para los hijos de los capos
de los cárteles que llevan una vida privilegiada– pero asegura que todo el
dinero que recibió de su padre estaba limpio. “Mis negocios son el resultado de
mis propios esfuerzos”, sostiene. (Traducción:
Lucía Luna)
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