Paula, la pequeña de 10 años que, por hambre
(pesaba sólo 10 kilos), murió en un hospital de Mazatlán
Por Redacción / Sin Embargo La madrugada de ayer, Paula María, una niña
de 10 años cuyo cuerpo parecía más el de una bebé de 18 meses, lo que le
imposibilitaba sostenerse en pie, se despidió de un mundo de pobreza.
Su cuerpo no resistió 10 años de carencias alimenticias, materiales y de salud…
la marginación en Sinaloa le costó la vida. “Es un llamado a toda la
humanidad en general… ojalá sirva de lección a todos, pero más a toda la clase
política que sólo se preocupan por ganar contiendas cuando el mundo nos da
ejemplo diferentes”, expresó un lector al conocer el deceso de la pequeña.
Por Verenice Peraza
Mazatlán/Ciudad
de México, 10 de septiembre (SinEmbargo/Noroeste).- Paula María Castañeda
Flores había sobrevivido 10 años a una brutal pobreza…
Huérfana
de madre desde que nació, al cuidado de sus hermanos y en condiciones de
precariedad extrema, vivió así durante 10 años…
Dificultades
para respirar que presentó la semana pasada la llevaron hasta el Hospital
General de Mazatlán, donde su padre, un ayudante de albañil, la internó.
Así se
conoció su caso, a través de las páginas del diario Noroeste los
lectores sinaloenses sufrieron con ella… le llovieron apoyos económicos y de
incentivo a través de las redes sociales, pero ayer Paula María no resistió
más.
La
pequeña perdió la batalla contra 10 años de pobreza, de olvido, de marginación…
Un
paro cardiaco acabó con su vida la madrugada de ayer en el Hospital
General de Mazatlán.
Y
aunque el pronóstico de los médicos desde el principio no era alentador, en los
últimos días gracias a los cuidados y atenciones, su salud había presentado una
mejoría notable.
La
noticia sorprendió al propio personal médico y de enfermería del hospital, y se
esperaba que poco a poco la menor recuperara su condición física. Incluso había
comenzado a recibir terapia para recuperar su movilidad, pues nunca había
caminado por sus condiciones.
Ayer,
los lectores de Noroeste lloraron la pérdida, una pérdida que
les hizo manifestar el coraje por la pobreza.
“A
este angelito le falló su padre, su famiia, los vecinos, la SOCIEDAD…”,
escribió en su Facebook una lectora.
“Que
descanse en paz, y hay que reflexionar respecto al papel de todos los
ciudadanos, tenemos que cuidar a la niñez”, escribió otro lector.
“Lo
que pasó a ésta pequeña es el reflejo de la situación que viven millones de
mexicanos… somos muchos los culpables”.
“Es
un llamado a toda la humanidad en general… ojalá sirva de lección a todos, pero
más a toda la clase política que sólo se preocupan por ganar contiendas cuando
el mundo nos da ejemplo diferentes, por favor hago un llamado a todos para
poder poner un granito de arena a flagelo de este siglo la pobreza urge hacer
algo por ella, sé que es parte del sistema pero no se vale que humanos sigan
muriendo por él”, escribió otro lector deNoroeste al conocer la
noticia del fallecimiento de Paula María.
La
historia de Paula María se dio a conocer apenas el martes 6 de septiembre en
las páginas de Noroeste, luego de haber sido internada el sábado 3 en el
Hospital General de Mazatlán.
Los
médicos informaron que por su severa desnutrición y desidratación, su
desarrollo físico y emocional había quedado estancado, como si sólo hubiera
crecido unos meses, y no 10 años.
De
pequeña estatura, su cuerpo parecía más el de una bebé de año y medio,
aproximadamente.
No
hablaba ni caminaba. No podría sostenerse en pie, su cuerpo era débil.
Los
cuidados de su padre, un ayudante de albañil y pepenador en el basurón
municipal, no fueron los adecuados.
La
bañaba cuando podía y le daba de comer lo primero que tenían.
Su
hogar, de lonas y tablas, sin agua, sin luz y hasta sin puerta, es el signo
viviente de la carencia extrema. Ahí la pobreza se lleva tatuada.
Su
hermano Jesús, de 13 años de edad, era su “ángel guardián”.’ Él dejó la
primaria al pasar a segundo grado, y se dedicó a cuidar a su hermana mientras
su padre trabajaba.
Fue
el primero en aprender a leer y escribir, también es bueno para los números,
pero batallaba para ir a la escuela.
“Pues
ya no fui a la escuela, me quedé con ella, le echaba vueltas todo el día,
porque yo también tengo que hacer mandados para comer”, contó Jesús.
Sus cuidados
iban más allá de velar sus sueños, pues cuando enfermaba, él se convertía en su
“mamá-hermano”, como lo describen sus vecinos.
“Pues
su papá se tiene que ir a trabajar, pues él se quedaba con la niña, le echaba
vuelta, la cambiaba de pañal, de ropa, la tapaba, ella dependía de él”, comenta
un vecino.
Su
caso conmocionó a los ciudadanos mazatlecos. Le llegó ayuda a través de Noroeste y
directamente. Hasta políticos y empresarios se informaron sobre el caso.
Ayer, Paula María se despidió de un mundo de
pobreza, su cuerpo no resistió 10 años de carencias alimenticias, materiales y
de salud… la marginación en Sinaloa le costó la vida.
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